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Entre Rios – El Mercurio

Cocina Fusion

Entre Ríos es una de las paradas obligatorias para quienes estén haciendo la Ruta del vino o simplemente para quienes pasen por fuera del restaurante y quieran hacer un alto en su viaje. Su arquitectura es lo que primero llama la atención, con amplios y envidiables jardines que se pueden aprovechar en primavera y verano. Tiene un bar que ya se lo quisieran muchos que hace que sus visitantes se sientan acogidos y a la vez transportados a un mundo de elegancia.

En cuanto a su carta tiene platos de sabores chilenos, franceses y peruanos, es decir, para todos los gustos. De entrada es casi un deber probar el “Oeuf en meurette” que consiste en un huevo pochado sobre tocino y chalotas al vino tinto. Hágame caso. Si frescura es lo que busca está el Ceviche al estilo Entre Ríos o para compartir los Langostinos al tempura. De fondo las opciones son muchas, si quiere algo francés el Boeuf Bourguignon es su plato. Si busca sabores peruanos tiene el clásico Ají de gallina. Y si busca algo más local, puede encontrar varios pescados de nuestra costa desde como la Trucha arcoíris con salsa de mantequilla y alcaparras hasta Porotos granados con riendas.

Y antes de irse puede pasar por la tienda donde tienen vinos de todas las variedades y viñas que se pueda imaginar. Para los interesados, también tienen una sala de catas profesional. Nada mal, ¿cierto?


Fuente: http://restaurantes.emol.com/restaurant/restaurant-entre-r%C3%ADos-7044

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Hay que perderle el miedo a Enrtre Ríos – Gentes

Ubicado en el km 110 de la Carretera 5 Sur, a tres minutos del empalme de Rengo hacia el norte se encuentra Entre Ríos, un restaurant fusión que mantiene una exquisita carta gourmet que pone a prueba a los más exigentes paladares, con una mezcla de sabores que van desde la comida francesa, la criolla y la influencia peruana.

Sin embargo, al pasar por fuera pareciese que la estructura que combina lo tradicional con lo moderno, los amplios estacionamientos y su llamativo entorno espantase con un falso concepto de “caro”. Y es que estamos tan acostumbrados a que todo lo bonito a buena es inalcanzable, que nos cuesta creer que un restaurante ponga al alcance de todos una comida llamativa, entretenida, de gran variedad de sabores y texturas y que adicionalmente agasaje a sus comensales con un entorno tranquilo e iluminado, agradable para estar y compartir. Cabe destacar además algo no menor e importantisimo, que es la atención, la cual sin duda es magnifica, pues su personal pareciera estar dispuesto sólo para atenderlos a uno, siendo cercanos y cordiales. Y todo ello por un precio que “no es más caro”, pues sus tarifas son muy de mercado. En fin, es una experiencia que se debe vivir.

Pero Entre Rios, no es sólo sinónimo de buen gusto y calidad de sus comidas, en sus 20 años de existencia sus propietarios, la familia Massenez, ha instaurado un referente que marida muy bien con el vino y otros licores, ya que en sus dependencias tiene una Boutique que incluye una gran variedad de marcas de vinos provenientes de diferentes valles vitivinicolas de Chile, además de vinos franceses, licores importados y vinos propios de la casa con estilos muy marcados de la elegancia y distinción de los franceses. Además posee una cómoda y vanguardista sala de cata y degustación que cualquier restaurante quisiera tener.

Hoy, una nueva generación de la familia Massenez está a cargo del restaurante, en la mano de Jean Massenez el restaurante perfila nuevos desafios, entre los que se destacan la autosustentabilidad, el respeto al medio ambiente y la colaboración con sus coterráneos, lo que significa una gran responsabilidad social. Al respecto Jean Massenez nos comenta
“Aún hay harto por hacer, yo creo mucho en que lo que uno le pide prestado al mundo debe ser devuelto, tal vez suene algo esotérico, pero es nuestra convicción, por eso queremos ser autosustentables en algunos productos, de manera que el cliente sepa que lo que ve en nuestros platos es realmente sano, hoy lo hacemos pero eso no se ve, ya que somos muy cuidadosos en las materias primas, tratamos de que primero sean propias de la zona, que estén con todas las normas sanitarias y naturales (nada transgénico), porque al final todos los otros procesos son de elaboración propia, nada es industrial y finalmente, creo yo, que lo más importante es el rol social. Para ello, la idea es seguir trabajando con gente de los alrededores, y que los productores sean de la zona, de hecho nuestros chefs son de Rengo (excepto uno que es de Perú), y el personal también, a todos los preparamos, los formamos y en nuestra comida y atención se ven los resultados. Qué mejor que ser un lugar propio, elegante, con identidad, aunque yo sea Francés soy parte de Chile y me identifico plenamente con ellos, por eso espero que seamos un real aporte a la región tanto para los viñateros en la exhibición y venta de sus vinos, para los productores en la compra y gestion de sus productos y para la gente que seamos un aporte social y turistico importante”. Finaliza.

Luis Campos


Fuente: Pagina 35, http://issuu.com/graficarevistagentes/docs/gentes_82/c/scmzjjq

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Un Lujo en la Carretera – whereLunch.com

Por años lo vimos instalado a un costado de la ruta 5 por lo que había curiosidad de conocerlo. Y vaya que sorpresa. Completamente remodelado por la Familia Massenez – quienes realizaron una tarea impresionante -, el restaurant Entre Ríos incorpora una completa boutique de vinos y destilados muy seleccionados, incluyendo una sala de cata de lujo – un deleite para fanáticos y amantes del vino -, y por supuesto, un nuevo y renovado salón. El resultado es un diseño en maderas nativas completamente ejecutado por manos chilenas, pues como señala Dominique Massenez: “existen muy buenos artesanos en Chile, solo que hay que pagarles bien y tenerles más confianza”. Las finas terminaciones del lugar comprueban que ello no es solo un discurso. Notable resulta también el servicio, pues cuentan con una muy buena fórmula, la que mezcla un pedazo de Francia con sus preparaciones y estilo, junto al cariño y la hospitalidad chilena, una atención personalizada y un ambiente acogedor. Si a esto sumamos a los anfitriones – la Familia Massenez -, la experiencia es total. Los detalles y las luces, componen una bella sinfonía que es digna de admirar, y es que el lugar es tan armónico, que además de poder ir a comer, está perfecto para una boda o cualquier evento importante.

Comenzamos con la degustación de Donum Massenez White Assemblage, uno de los vinos de la viña familiar, elaborado a base de Sauvignon Blanc y Semillón, donde encontramos aromas cítricos y herbales, acompañados de toques a frutas tropicales, con una boca de buena acidez, ligera y de final largo; seguido de Flaviata Assemblage, un blend compuesto de Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah, el cual tiene una buena intensidad aromática que recuerda a frutas rojas frescas, junto a una boca redonda, de taninos dóciles y buen beber. Para corroborar la buena enología que hay detrás de sus vinos, también probamos Donum Massenez Red Assemblage, el cual está compuesto de Cabernet Sauvignon, Merlot y Cabernet Franc. Un vino muy aromático, con notas a frutas rojas, negras y azules, y que en boca muestra un gran cuerpo, de taninos firmes y dóciles, redondo y de buena concentración.

Ya en la mesa, una hermosa mezcla de colores, texturas y aromas maridaron con gracia con los vinos de la casa. En los entrantes, Pate de Foie Gras de pato de la zona ($ 12.000), un deleite al paladar, nada que envidiar a un foie gras francés; Pulpo en salsa de olivo ($ 9.500), el que aportó un fresco y sabroso comienzo; y Oeufs en meurette o huevos en meurette, un plato que sobrepasó toda expectativa, sublime, con una delicada presentación y donde pudimos saborear una preparación típica de la borgoña. Posterior a este festín de entradas fue el turno del principal: Boeuf Bourguignon ($ 10.000). Un clásico de la cocina francesa – que mezcla el buey con el vino -, que nuevamente y por instantes, nos transportó a la borgoña; buena preparación y agradable textura. Para devorarlo. Para el final algo sorprendente, no solo porque fue acompañado por un perfecto Creme Brulée al Jengibre ($ 5.000), sino también por un invento de la casa, lo cual consiste en servir Pisco Tabernero directamente sobre un Sorbet de limón de pica ($ 5.000), y así nada más, rendirse en una experiencia sabrosa y placentera. Ya lo saben, si pasan por ahí – sobre todo ahora si tienen pensando un viaje al sur para estas Fiestas Patrias -, no duden en entrar. Aquí encontrarán una atención y una comida que es un lujo en la carretera.

Marco Monsalve


Fuente: https://experiencias.wherelunch.com/2015/09/03/entre-rios-un-lujo-en-la-carretera/

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En Rengo le Sirven a Francia en el Plato – Las Ultimas Noticias

No sólo pan amasado, chancho a la chilena, cazuelas y asados se consigue hoy junto a la Carretera Longitudinal Sur. A 110 kilómetros de Santiago está Rengo, localidad que merece marcarse en el mapa gastronómico por un sitio con tanto atractivo como el más aparatoso de Nueva Costanera o Alonso de Córdova. Se trata de Entre Rios, un grato establecimiento de gran cocina, amplios estacionamientos y bella vista de la cordillera andina.

Alta cocina, de influencia francesa. Creada por Dominique Massenez, -de familia productora de notables destilados – quien bautizó la viña Chateau los Boldos y hace tres años abrió este oasis, con una refinada boutique de vinos importados como no se encuentra en kilómetros a la redonda.

Gran atención de Hugo, en las mesas, y cuidadas técnicas del chef ejecutivo Jorge Astengo. Jean Massenez, a cargo, conserva la tentadora carta con platos tan galos como el imperdible foie gras de pato, el confit de pato ($14.000), la tarta de cebollas y el boeuf bourguignon ($7.000), ese vacuno borgoñón de larga preparación en vino tinto. Agregando tentaciones de otras tierras, como crocante tempura de langostinos ($8.500), y algunos toques marinos como atún en costra de sésamo, ceviche, buen pulpo a la parrilla ($12.000) y locos con mayonesa. Tampoco se desdeñan unos porotos con rienda y longaniza como Dios manda ($9.000), que bien valen el combustible para viajar hasta esa localidad entre el río Claro y el estero Tipaume.

Sin olvidar una carta de vinos interminables y bien provista, donde destaca los Donum Massenez que pueden ser chardonnay, sauvignon blanc, o un ensamblaje tinto de cabernet sauvignon, merlot y cabernet franc.

Gran favorito en su paila de cobre es el “oeuf en meurette”, sencilla delicia que no se puede compartir con nadie. Este plato, aparentemente simple, es característico de Borgoña. ¿La receta? Es un huevo pochado (cocinado en un suave torbellino de agua con vinagre por pocos minutos), cuyo encanto se acentúa cuando se acompaña con la salsa de vino – en origen de la Borgoña francesa – reducida del boeuf bourguignon que mencionábamos, más unos pocos champiñones de París, algunos cubos de tocino, cebollas y chalotas, un toque de mantequilla y harina. Hay infinidad de formas de prepararlo y todas muy golosas. Se ofrece habitualmente con tostadas, a veces frotadas en ajo.

Rodolfo Gambetti


Fuente: http://www.lun.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2015-09-01&PaginaId=38&bodyid=0

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Gastronomía y Vinos de Lujo – varietal.cl

Álvaro Tello @Vinocracia

He tenido la suerte de escuchar una buena cantidad de historias y anécdotas de boca de Dominique Massenez que son francamente increíbles. Siendo una suma considerable de relatos difíciles de resumir, ya que pasan por siglos de ascendencia familiar ligada a la composición musical, a la gastronomía, a la destilación de licores en Francia, y así hasta llegar a la elaboración de vinos que por supuesto, intenta hacer guiños a su pasado.

Por lo tanto, Entre Ríos se convierte en un verdadero extracto de la personalidad familiar, incluyendo sensibilidades y gustos, que se ven reflejados en cada rincón que rodea a este espacio al que yo llamo “lugar sin tiempo”, en la cercanía de Rengo.

De partida el restaurante –el principal foco de las visitas– va hilando en una misma carta platos peruanos, chilenos, hasta tradicionales franceses.

Paila marina, sopa de cebolla (increíble y muy suave), erizos en salsa verde, foie gras (tradicional y muy recomendable) y pulpo al olivo, son parte de las tantas entradas que pueden probar. Ahora, si vamos directo a los platos fuertes, encontramos a la trucha arcoíris en salsa de mantequilla y alcaparras, que está de más decir, lo satisfactorio que es reencontrarse con truchas –y no salmón– en su punto. Confit de pato con un tostado exquisito y crujiente y su carne muy suave; pulpo a la parrilla con una textura justa y un dorado perfecto; porotos granados y ají de gallina en una misma carta sin competir, más bien, tratando de dar sentido a las tres culturas con las que termina relacionándose el restaurante: el origen de la familia Massenez, sus cocineros y encargados de servicio, y el entorno propio de la región.

No quiero dejar bajo la mesa a los postres y el refrescante sorbet de limón con aguardiente peruana (hay que pedirlo como un gesto adicional), o el crocante de almendras y volcán de chocolate.

Parada y visita –obligatoria para los amantes del vino– es recorrer dentro del mismo restaurante la boutique de vinos, que posee una extraordinaria variedad de etiquetas chilenas y francesas (mas de 300 etiquetas) pudiendo encontrar los vinos de Massenez, como Flaviata y Donum; hasta otros vuelos un poco más complejos donde revisamos y degustamos algunas botellas de la tradicional casa de champagne Tsarine (1730) y Lanson, por ejemplo. Dentro de los licores y destilados, mandan los tradicionales y reconocidos licores de Massenez, recomendando por obviedad la botella del clásico poire prisonnière (una pera dentro de una botella) o los suaves y exquisitos destilados de jengibre o el de manzana verde (ideales como bajativo). Mención aparte, destacar que tienen disponible –para mi sorpresa y regocijo– el conocido aperitivo bordelés Lillet Rouge, elaborado con vino y licores macerados.

Definitivamente este es un lugar en el cual el tiempo se detiene al frente de una carretera, en el cual y como parte de la anécdota, vemos a los comensales en sus mesas sin ánimos de despegar, algo que provoca a muchos, que la comida y el recorrido se haga mucho más placentero.

Decoración, arte y la búsqueda de un ambiente inmejorable y cómodo, son detalles que Dominique Massenez y su familia cuidan con especial diligencia. Y eso incluye el servicio.

Definitivamente en lugares como estos, la curiosidad se convierte en el mejor aliado.

¿Les conté que también tienen habanos?


Fuente: http://www.varietal.cl/noticias/entre-rios-gastronomia-y-vinos-de-lujo/