Este restaurante además contempla una innovadora sala de catas y una variada boutique donde se pueden comprar una gran amplia gama de vinos y licores, tanto chilenos como importados.
En medio del verdor de los terrenos de la región de O’Higgins, donde la cordillera se impone en el fondo, se encuentra una gran casona patronal, la cual alberga al restaurante “Entre Ríos”, un lugar con larga tradición en donde se combina el lujo, la gastronomía gourmet y el amor por el vino.
Y como no, si este proyecto ubicado a un costado de la carretera Ruta 5 Sur de Chile está desde hace cuatro año en manos de Dominique Massenez, cuya familia es famosa desde 1870 por sus licores y destilados de Francia, mientras que en Chile ganó fama por los vinos finos que produce desde 1990, año en que fundó la viña Chateau Los Boldos.
Por lo mismo, no es de extrañar que luego de cruzar la gran entrada lo primero que encontrará el comensal será una sala de catas, con innovadoras instalaciones que también pueden servir de auditorio, y una boutique donde se pueden comprar una gran variedad de vinos y licores, tanto chilenos como importados, además de los producidos por Massenez, como el Domun Massenez y el Flaviata.
Antes de pasar al comedor, se puede disfrutar algún aperitivo en el bar y sala de estar, la cual cuenta con una ambientación colonial, sofisticada y cómoda, estilo que se mantiene en todo el lugar. En diferentes partes de la casona se encuentran detalles que llaman la atención, como esculturas de hierro de artistas locales y botellas de vino tan antiguas que algunas tienen las etiquetas rajadas.
Este restaurante de comida fusión, que ofrece preparaciones francesas, chilenas y peruanas, cuenta con un comedor principal y una terraza, donde se puede desayunar, almorzar o comer alguna merienda al paso durante el viaje.
Si se trata de las entradas, dos clásicos de la casa son el paté foi gras de pato -hecho en el lugar- con mermelada de cebollas y tostadas, el que es elegante y suave en boca, logrando una buena combinación y balance de los ingredientes; y la tarta de cebolla con ensalada verde, el cual encanta por ser una explosión de sabores y texturas.
También están los langostinos tempura sobre una salsa de mango, emulsionados en mayonesa y merkén, siendo un plato versátil, dependiendo de la preponderancia que se le quiera dar a la salsa. El tempura está bien logrado y no le quita protagonismo al resto de la preparación.
Al pasar a los fondos, se puede encontrar un bien logrado atún en costra de sésamo con arroz al wok y dos especialidades de la casa: el sabroso pato confit acompañado de papas y un tierno boeuf bourguignon con un sedoso y cremoso puré que cautiva por sabor y textura.
Este restaurante también ofrece varias preparaciones a la parrilla, además de algunas más chilenas como los porotos granados con rienda y salchichas. Uno de los clásicos que no está en la carta, pero quien lo conoce lo puede pedir sin problemas, son los huevos pochados, los cuales son servidos en una paila y acompañado de una salsa de vino, la que le aporta un nota especial. Además, hay un menú ejecutivo y alternativa para niños.
Al momento de pensar en los postres, está el clásico crème brûlée con jengibre, el crocante de almendras, la leche asada, sorbets y el delicado y goloso mousse de castaña.
Una vez terminado el momento dulce, se puede degustar, ya sea en el salón o en la terraza contemplando la cordillera, uno de los diversos destilados producidos por Massenez. Estos son de gran calidad y bastante golosos en boca, teniendo cada sabor – jengibre, damasco, menta, absenta y manzana verde- su particular encanto.
Tan agradable puede ser la estadía en “Entre Ríos” que se está evaluando crear un hotel boutique, de 15 habitaciones, que además contaría con un spa ligado a las propiedades del vino. Este proyecto vendría a complementar la oferta ligada al mundo vitivinícola, a la gastronomía y a los eventos que actualmente se realizan en este lugar que encanta por sus sabores y atmósfera.
Loreto Oda Marin